jueves, 20 de junio de 2013

MUTACIONES II


1 La escritura adviene entre el silencio
Hace unos años tras una noche de Yagé, al píe de una joven planta que crecía en los alrededores de la maloca de Luis Flores el yagecero con quien tuve la oportunidad de cocinar yagé durante cuatro años, recibí una pluma. Este don, se me dijo, se me ofrecía para que escribiera lo que me sucediera, mientras mi relación con el Yagé durase. Desde esa noche la búsqueda de una escritura que reflejara la vivencia de la relación con el yagé ha sido continua, entre signos y cifras, sentidos y miradas, las palabras han ido adquiriendo el tono y el sabor de una escritura que podría llamar, de la pinta, la traza y el signo, intempestivos, de una relación con lo desconocido.

 
2 El silencio es el color del pensamiento
Un día tras la jornada de lavar y majar el bejuco del yagé, de acarrear los guangos de leña y trasvasar el agua de las ollas, tocamos. Los tambores y maracas resonaban al son de una música que se aunaba a la vibración de las hojas entre el viento, a las cigarras y a las ranas, un coro y la multiplicación de voces al infinito, todo ahí, alrededor del fuego. De pronto sobrevino sobre nosotros un viento de la selva, que Luis canto diciendo: “viento, viento, luz del pensamiento…” entre las frases y las letras, las hojas y los vientos, sentí el viento-luz-color-pensamiento recorrer mi cuerpo y atravesar mi ser.



3 Pintar la sangre
Comprendí un día recostado sobre una de las rocas entre el río, que la escritura y la vida debían unirse para producir sentido. Que si hablaba sobre lo visto debía transformarme en lo dicho y en la narración exponer el sentido sin límite. Tal como la piedra estaba entre el río, el sentido debía brotar como la espuma y la gota, el meandro y la limpidez del agua.
El imperativo de hablar con sentido se transformó entonces en la urgencia por decir y en esa dramática singular, me encontré ante la paradoja de una poética de lo invisible, de una estética de lo desconocido, de una filosofía de lo inaudito, de mi vida reflejada entre la corriente del río, abierta a los cruces de caminos donde la sangre se pinta y se transparenta.



4 Darse
Ese día, entre el mortero y la leña, las chispas del fuego entre la roca, el agua y la transparencia de la noche, decidí hacerme parte de lo invisible, lo desconocido, lo inaudito, de una vida que resonara con las vidas de los mundos y las naturalezas, los vientos, los tiempos y las corrientes, las muertes y cada nacer.
Ese día ahora son todos y entre la vida que brota por entre los senderos que lo surcan, abraso la vida en su don inmediato.


Mario Madroñero Morillo. 
Popayán Noviembre 6 de 2011

Bibliografía
Madroñero Morillo. (1999) Corazón de Jaguar. Tesis de grado. Licenciatura en Filosofía y Letras. Universidad de Nariño. Inédito.
*Las imágenes que acompañan el texto hacen parte de: “Corazón de Jaguar” y fueron realizadas por el autor.
Dimensión: 20 cm x 18 cm.
Técnica: mixta. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario