1 La escritura adviene entre el
silencio
Hace unos años tras
una noche de Yagé, al píe de una joven planta que crecía en los alrededores de
la maloca de Luis Flores el yagecero con quien tuve la oportunidad de cocinar
yagé durante cuatro años, recibí una pluma. Este don, se me dijo, se me ofrecía
para que escribiera lo que me sucediera, mientras mi relación con el Yagé
durase. Desde esa noche la búsqueda de una escritura que reflejara la vivencia
de la relación con el yagé ha sido continua, entre signos y cifras, sentidos y
miradas, las palabras han ido adquiriendo el tono y el sabor de una escritura
que podría llamar, de la pinta, la traza y el signo, intempestivos, de una
relación con lo desconocido.
2 El silencio es el
color del pensamiento
Un día tras la
jornada de lavar y majar el bejuco del yagé, de acarrear los guangos de leña y
trasvasar el agua de las ollas, tocamos. Los tambores y maracas resonaban al
son de una música que se aunaba a la vibración de las hojas entre el viento, a
las cigarras y a las ranas, un coro y la multiplicación de voces al infinito,
todo ahí, alrededor del fuego. De pronto sobrevino sobre nosotros un viento de
la selva, que Luis canto diciendo: “viento, viento, luz del pensamiento…” entre
las frases y las letras, las hojas y los vientos, sentí el viento-luz-color-pensamiento
recorrer mi cuerpo y atravesar mi ser.
3 Pintar la sangre
Comprendí un día
recostado sobre una de las rocas entre el río, que la escritura y la vida debían
unirse para producir sentido. Que si hablaba sobre lo visto debía transformarme
en lo dicho y en la narración exponer el sentido sin límite. Tal como la piedra
estaba entre el río, el sentido debía brotar como la espuma y la gota, el
meandro y la limpidez del agua.
El imperativo de
hablar con sentido se transformó entonces en la urgencia por decir y en esa
dramática singular, me encontré ante la paradoja de una poética de lo
invisible, de una estética de lo desconocido, de una filosofía de lo inaudito,
de mi vida reflejada entre la corriente del río, abierta a los cruces de
caminos donde la sangre se pinta y se transparenta.
4 Darse
Ese día, entre el mortero y la leña,
las chispas del fuego entre la roca, el agua y la transparencia de la noche,
decidí hacerme parte de lo invisible, lo desconocido, lo inaudito, de una vida
que resonara con las vidas de los mundos y las naturalezas, los vientos, los
tiempos y las corrientes, las muertes y cada nacer.
Ese día ahora son todos y entre la vida
que brota por entre los senderos que lo surcan, abraso la vida en su don
inmediato.
Mario Madroñero
Morillo.
Popayán Noviembre 6 de 2011
Bibliografía
Madroñero Morillo. (1999) Corazón de Jaguar. Tesis de grado.
Licenciatura en Filosofía y Letras. Universidad de Nariño. Inédito.
*Las imágenes que acompañan el texto
hacen parte de: “Corazón de Jaguar” y fueron realizadas por el autor.
Dimensión: 20 cm x 18 cm.
Técnica: mixta.
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